* Un articulo de Ruben Cabello
La Ciudad de Lima, que vivió desde sus primeros años de fundación una gran piedad religiosa, no fue ajena a la celebración de la Semana Santa, en la cual se rememoraba de manera didáctica los diferentes momentos de la Pasión, muerte y resurrección del Señor.
El establecimiento de las Cofradías, la llegada de imágenes, así como la fundación de capillas dedicadas a estos misterios, fueron factores contundentes para comprender el desarrollo de la celebración popular, basada en los desfiles procesionales, en los cuales participaban todos los estratos sociales, con personajes como los penitentes, cofrades y alumbrantes con hachones, cuyas flamas reverberaban en las andas que exhibían escenas conmovedoras de Cristo o su Madre Dolorosa, obras escultóricas de importantes imagineros virreinales e hispánicos, muchas de las cuales han llegado hasta nuestros días.