El Palais Concert fue la gran confitería que hacía falta en la Lima de la belle époque -que nuevamente hace falta ahora-, aquel lugar erigido a la altura del “Café de la Paix” en París o a la confitería del Molino en Buenos Aires; y cuyo anhelo se concretó en 1913 en la esquina de las antiguas calles Baquíjano y Minería (actualmente Jirón de La Unión con Emancipación) sobre el imponente edificio construido por dos arquitectos italianos, los hermanos Másperi, en “Estilo floral” (“style floreale”), ejemplo representativo de una vertiente del “Art Noveau”, y que pertenecía a la familia Barragán y qué ironía, estamos a puertas de su centenario. “…luciente de mamparas, escaparates, espejos, lámparas, música y sabroso olor a chocolate, vainilla, jengibre, canela, café y gin…” […] Contaba con dos salas para el público, más la confitería y el bar. En la sala grande había unas ochenta mesas de metal, con cuatro sillas de mimbre, en la sala menor, unas 20 mesas. Las paredes eran de espejos según la más acrisolada tradición art nouveau”. [Sánchez, 1987: 169]
